lunes, 11 de mayo de 2015

Otra vez, y ya era la segunda en esta semana.

Otra vez, y ya era la segunda en esta semana. Mi padre llegando borracho a casa, mi madre asustada y yo sin saber qué hacer: tomar mi propia decisión o aceptar la que había aceptado mi madre.
Entró dando un portazo y se dirigió a mi madre, gritándole, como si ella tuviese la culpa de que su equipo hubiera perdido el partido de béisbol. Me lo pensé dos veces antes de actuar, pero lo hice. Le recriminé que llegase como llegaba a casa y que le hablase así a mi madre. Después de eso, solo recuerdo un dolor punzante debajo del ojo y los gritos de mi madre. Parece que eso era lo único que faltaba para que hiciese lo que debió de haber hecho mucho tiempo atrás. 
Y lo hizo. 
Y no volvimos a ver a ese hombre que tenía que considerar como mi padre. Y entonces, una nueva vida comenzó para nosotros.

Esteban Gómez

No hay comentarios:

Publicar un comentario